miércoles, 14 de enero de 2009

Estatua De La Libertad


«La libertad iluminando el mundo» (Liberty Enlightening the World), conocida como la Estatua de la Libertad (Statue of Liberty en inglés, Statue de la Liberté en francés), es uno de los monumentos más famosos de Nueva York, de los Estados Unidos y de todo el mundo. Se encuentra en la isla de la Libertad al sur de la isla de Manhattan, junto a la desembocadura del río Hudson y cerca de la isla Ellis. La Estatua de la Libertad fue un regalo de los franceses a los estadounidenses en 1886 para conmemorar el centenario de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y como un signo de amistad entre las dos naciones. Fue inaugurada el 28 de octubre de 1886 en presencia del presidente estadounidense de la época, Grover Cleveland. La estatua es obra del escultor francés Frédéric Auguste Bartholdi y la estructura interna fue diseñada por el ingeniero Gustave Eiffel. El arquitecto francés Eugène Viollet-le-Duc, estuvo encargado de la elección de los cobres utilizados para la construcción de la estatua. Desde el 15 de octubre de 1924, la estatua forma parte de los lugares históricos nacionales de Estados Unidos y desde 1984 está considerada Patrimonio de la Humanidad, según la Unesco.

La Estatua de la Libertad, además de ser un monumento importante en la ciudad de Nueva York, se convirtió en un símbolo en Estados Unidos y representa, en un plano más general, la libertad y emancipación con respecto a la opresión. Desde su inauguración en 1886, la estatua fue la primera visión que tenían los inmigrantes europeos al llegar a Estados Unidos tras su travesía por el océano Atlántico. En términos arquitectónicos, la estatua recuerda al famoso Coloso de Rodas, una de las «siete maravillas del mundo». Fue nominada para las «nuevas maravillas del mundo», donde resultó finalista. El nombre asignado por la Unesco es «Monumento Nacional Estatua de la Libertad». Desde el 10 de junio de 1933 se encarga de su administración el Servicio de Parques Nacionales de los Estados Unidos.



Regalo para Estados Unidos

El jurista y político francés, autor de Paris en Amérique, Édouard Laboulaye, tuvo la idea de que Francia ofreciera un presente a Estados Unidos como un obsequio para la conmemoración del centenario de la independencia estadounidense, como recuerdo de la larga amistad entre ambos países y para garantizar la alianza franco-estadounidense. En una conversación con Laboulaye, su amigo el joven escultor alsaciano Frédéric Auguste Bartholdi le había dicho:

je lutterai pour la liberté, j'en appellerai aux peuples libres. Je tâcherai de glorifier la République là-bas, en attendant que je la retrouve un jour chez nous lucharé por la libertad, lo pediré a los pueblos libres. Trataré de glorificar la República allí, hasta que la reencuentre un día entre nosotros
Frédéric Auguste Bartholdi.

En esa época, Estados Unidos acababa de salir de la guerra civil que duró de 1861 a 1865 y el país estaba en medio de la reconstrucción. Bartholdi fue contratado para diseñar una estatua, que debería acabarse en 1876, fecha del centenario de la independencia estadounidense. En 1870, Bartholdi talló el primer esbozo en terracota y un modelo a escala, que actualmente se encuentra en el Musée des Beaux-Arts de Lyon. Ese mismo año, Francia entró en guerra con Prusia y tuvo que parar el proyecto. El 10 de mayo de 1871, Francia tuvo que ceder el territorio de Alsacia-Lorena al Imperio Alemán. La opinión pública y el gobierno francés se sintieron decepcionados por la simpatía de los Estados Unidos hacia los alemanes, que contaban con un número importante de residentes en suelo americano. El proyecto volvió a ser parcialmente paralizado a causa de los problemas políticos de la Tercera República, que todavía era considerada por muchos como un arreglo «temporal» y que tenían la esperanza de un retorno de la monarquía. La idea de ofrecer una representación de libertad en una república hermana para Francia, al otro lado del Atlántico, desempeñó un papel importante en la lucha por el mantenimiento de la república francesa.

En junio de 1871, Bartholdi viajó a Estados Unidos. Durante el viaje, escogió la isla de Bedloe, (llamada posteriormente la «isla de la Libertad») como ubicación de la estatua y también trató de conseguir seguidores al otro lado del Atlántico. El 18 de julio de 1871, se reunió con el presidente de aquel entonces Ulysses S. Grant, en Nueva York.


La celebración del centenario de la estatua

La Estatua de la Libertad fue inaugurada el 28 de octubre de 1886, declarada Monumento Nacional estadounidense el 15 de octubre de 1924, y confiada su administración al Servicio de Parques Nacionales el 10 de junio de 1933. En 1986, la celebración del centenario de la Estatua de la Libertad consistió en cuatro días de festividades que se denominaron «Liberty Weekend» . Las celebraciones comenzaron el 3 de julio con una ceremonia de apertura en Governors Island y finalizaron el 6 de julio en el Giants Stadium de Nueva York. Estos cuatro días de fiestas marcaron el fin de las obras de restauración del monumento llevadas a cabo desde principios de los años 1980, bajo la tutela de la fundación Statue of Liberty-Ellis Island. Estas obras, en las cuales las aportaciones de la empresa Chrysler tuvieron un papel predominante, terminaron justo a tiempo para la ceremonia del centenario del monumento, donde se rindió homenaje a la estatua a lo largo del Liberty Weekend.

La ceremonia inaugural, celebrada el jueves 3 de julio, tuvo como invitado de honor al por entonces presidente de la república francesa François Mitterrand y atrajo a numerosos personajes del espectáculo, como Gregory Peck o Elizabeth Taylor. El presidente estadounidense Ronald Reagan pronunció un discurso donde destacó la amistad entre Francia y los Estados Unidos e hizo una mención hacia los trabajadores que llevaron a cabo los trabajos de restauración. A continuación descubrió de nuevo la estatua (tapada desde el inicio de las obras), y pronunció un segundo discurso en el momento de encender la antorcha de la estatua, tras el despliegue de unos fuegos artificiales. Después se llevaron a cabo varias actuaciones a cargo de Neil Diamond, Frank Sinatra o Mikhail Baryshnikov, entre otros. Por último se entregó la «Medalla de la Libertad» a destacadas personalidades que, aunque no nacieron en el país, adquirieron la ciudadanía estadounidense: Henry Kissinger, Ieoh Ming Pei, Irving Berlin, Hanna Holborn Gray, Kenneth Clark, Elie Wiesel, Albert Sabin, James Reston, An Wang, Itzhak Perlman, Franklin Chang-Diaz y Bob Hope.

El 4 de julio, día de la fiesta nacional estadounidense, durante la mañana se celebró, con el presidente Reagan en la cubierta del acorazado USS Iowa, una revista naval de barcos de guerra y grandes veleros en el río Hudson, compuesta por 33 buques de 14 naciones. Por la noche se celebró un concierto con la participación del compositor John Williams. A la mañana siguiente, la esposa del presidente, Nancy Reagan pronunció un discurso que marcaba la reapertura oficial de la estatua al público, y por la tarde, se celebró una ópera en Central Park. El 6 de julio, la ceremonia de clausura se celebró en el Giants Stadium situado en Nueva Jersey (que, geográficamente, se encuentra más próximo a la estatua).

Las consecuencias del 11 de septiembre

La Estatua de la Libertad y, en segundo plano, las «torres gemelas» del World Trade Center antes de derrumbarse.

Inicialmente era posible visitar el interior de la estatua. Los visitantes llegaban por transbordador a la isla de la Libertad, generalmente desde Battery Park, y tenían la oportunidad de ascender a través de la única escalera de caracol en el interior de la estructura metálica. Cuando la estatua estaba expuesta al sol, era frecuente que la temperatura dentro del monumento fuera muy elevada. Unas treinta personas podían ascender los 354 escalones que conducen a la cabeza de la estatua y a su corona. Desde allí era posible apreciar unas vistas del puerto de Nueva York, aunque no el skyline de Manhattan, contrariamente a la creencia popular. Esto se explica por el hecho de que la cara de la estatua está orientada hacia el océano Atlántico y Europa, no hacia el Este. Además, la vista fue restringida parcialmente dado que las 25 ventanas de la corona son más bien pequeñas y la mayor de ellas sólo tiene 46 centímetros de altura. No obstante, esto no desanimaba a los turistas, que debían esperar tres horas por término medio para acceder al recinto de la estatua, sin contar la espera en el transbordador y la ventanilla de venta de billetes.

Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, se prohibió el acceso a la isla de la Libertad hasta diciembre del mismo año y el acceso del público al monumento no se permitió hasta el 3 de agosto de 2004. Sin embargo el acceso al interior de la estatua permanece cerrado desde los atentados. En la actualidad, sólo la base de diez pisos y el museo que abriga en su interior está abierto a los turistas, a condición de que éstos estén en posesión del Monument Access Pass (pase de acceso al monumento). Generalmente es posible obtenerlo tras una reserva con, al menos, dos días de antelación antes de la visita, y mostrarlo antes de acceder al transbordador. Sin embargo, aunque el interior de la estatua sea inaccesible, una nueva plataforma con techo de vidrio permite ver, alzando la vista, la estructura interna realizada por Gustave Eiffel. Todos los visitantes que deseen acceder a la isla de la Libertad son controlados antes de subir al transbordador y nuevamente al acceder a la base del monumento, de forma similar que en los aeropuertos.

El 4 de agosto de 2006, Fran P. Mainella, directora del Servicio de Parques Nacionales, en una carta al congresista por Nueva York, Anthony D. Weiner, declaró que la corona y el interior de la estatua permanecerían cerrados indefinidamente. La carta indicaba que «la actual reglamentación de los accesos refleja una estrategia de dirección responsable con los mejores intereses de todos nuestros visitantes». Sin embargo, en los últimos años se están produciendo múltiples iniciativas para reabrir la estatua al público y permitir el acceso a la corona. Así, en el mismo año 2006, un proyecto de ley (S. 3597) se tramitó en el Senado proponiendo su acceso al público, en julio de 2007 se propuso una medida similar en la Cámara de Representantes, y en julio de 2008 surgieron noticias sobre estudios del Servicio Nacional de Parques para reformar los accesos a la estatua que permitan la entrada al público.

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